101) Las redes como elemento clave para avanzar en la descarbonización de la economía
Más generación renovable debe ir de la mano de más demanda.
El pasado mes de junio el Gobierno de España dio a conocer el borrador del nuevo Plan Nacional Integrado de Energía y Clima (PNIEC) 2023-2030 y que está pendiente de aprobación. Con esta revisión, el Gobierno aspira a alcanzar la nada despreciable cifra de 102 GW de renovables nuevas en la década, lo que supone instalar casi 15 GW nuevos al año, es decir, más del doble del ritmo actual. Asimismo, el nuevo Plan proyecta conseguir 22 GW de almacenamiento energético en 2030, con un cese del carbón de manera definitiva que se adelanta a 2025.
Según la planificación de este borrador, el 40% de la inversión irá destinada a energías renovables, el 29% a ahorro y eficiencia, el 18% a redes energéticas y un 12% a la electrificación de la economía, que debería alcanzar el 34% en 2030.
Aunque es un ambicioso Plan, que pone a la electricidad y a las renovables como los pilares básicos de la descarbonización de la economía española, y esto siempre es una buena noticia, es necesario que el PNIEC además de ambicioso sea realista, y se defina una hoja de ruta que permita cumplir estos objetivos, eliminando barreras, incentivando inversiones e impulsando la electrificación de la demanda para integrar de forma adecuada la nueva potencia renovable al sistema. El PNIEC se focaliza en el fomento de las energías renovables, pero es necesario acompasarlo con el incremento de la electrificación de usos finales: bomba de calor, vehículo eléctrico, calor industrial, etc.

Según los últimos datos del Inventario Nacional de Emisiones, el sector eléctrico genera algo menos del 11% de las emisiones de CO2 a nivel nacional, mientras que el consumo energético representa casi el 89% del total de emisiones. Por tanto, la transformación debe realizarse no sólo en el sector eléctrico, sino también en el resto de los segmentos de la economía que consumen energía de manera intensa: el transporte (30% de las emisiones), la industria (22% de las emisiones) y el sector residencial (9% de las emisiones). La electrificación de los usos energéticos es la opción más económica para descarbonizar la economía.
Electrificación de la demanda para ser más competitivos
La electrificación de la economía a partir de energías renovables es una oportunidad para que España se desvincule de una vez por todas de los combustibles fósiles y sus consecuencias, un mercado volátil y el deterioro del medioambiente, pero, además, es la alternativa más rentable, y que nos permite en muchos casos alcanzar independencia energética.
La existencia de abundante recurso renovable en España nos confiere una ventaja competitiva clara frente a nuestros socios. Gracias al abundante recurso renovable, especialmente solar, España tiene un coste de producción de electricidad e hidrógeno renovable más competitivo que sus socios europeos, otorgándonos la oportunidad de hacer a nuestros consumidores y a nuestra industria más competitivos.
Esta electrificación debe darse en todos aquellos sectores donde la electricidad sea una alternativa para descarbonizar su matriz de consumo energético. Gran parte de los esfuerzos se han centrado en el consumo residencial, mediante vehículo eléctrico y bombas de calor, y en el sector transporte, dejando al margen al sector industrial, pese a ser este mucho más intensivo en consumo energético frente a otros sectores.
Si queremos ser más competitivos, descarbonicemos nuestra industria
Actualmente, la industria española consume el 26% de la energía final total de España, siendo el segundo sector con mayor consumo tras el transporte. Asimismo, la electricidad supone en torno al 32% del uso energético final de la industria española, frente al 56% que representan los combustibles fósiles. La descarbonización industrial es una realidad en el uso de electricidad y de movilidad, pero el siguiente paso es descarbonizar el calor y los procesos de fabricación químicos.
La diversa naturaleza de procesos térmicos de cada industria hace que la electrificación sea más o menos factible y que deban adoptarse diferentes soluciones tecnológicas para cada industria y sus necesidades. No todas las industrias pueden optar a todas las tecnologías, ya sea por temperaturas de uso del calor (mayor o menor de 500ºC), por disponibilidad de recurso (biomasa, biometano), por acceso a la red eléctrica en su zona (caldera eléctrica, hidrógeno verde), por características de su proceso (estacional o constante, intermitente o baseload) o por diseño de las instalaciones existentes (uso de vapor, disponibilidad de terreno, ubicación cercana a recursos…).
Los procesos por debajo de 500ºC generalmente utilizan el vapor como fluido caloportador y es factible su electrificación. Los principales sectores industriales donde encontramos estos procesos son sectores tales como la industria química, pasta y papel, comida y bebidas, automoción, farmacéutico, textil y minería.
Los procesos por encima de 500ºC son aquellos conocidos como “difíciles de abatir” y los encontramos principalmente en sectores como la fabricación de vidrio, cerámica, cemento y fertilizantes o en la producción de hierro, acero, aluminio, cobre y gases industriales.
El 52% del consumo de combustibles fósiles se consume en procesos a temperaturas superiores a los 500ºC, de muy alta temperatura, y el 48% restante en procesos por debajo de 500ºC, de alta, media y baja temperatura.

Para descarbonizar la industria, es necesario contar con programas de ayudas que financien el funding gap existente entre la energía verde y la gris, y que den confort a la industria ante subidas y bajadas futuras de las commodities de referencia para el cálculo de su competitividad (esencialmente, coste del gas natural y del CO₂).
El funding gap de cada una de las tecnologías es diferente, siendo la biomasa y las calderas eléctricas con almacenamiento térmico las que menores funding gap necesitan. Estas tecnologías son válidas para la mitad de la demanda industrial en España, que podría ser descarbonizada con un reducido esfuerzo en ayudas.
¿Y si utilizamos nuestra ventaja competitiva para atraer nueva industria?
Más allá de la electrificación de la industria nacional, la abundancia de recurso renovable a un precio competitivo podría promover la atracción de nueva industria a nuestro país en busca de poder aprovechar los bajos costes energéticos.
El objetivo como país no debería ser exportar electricidad barata, sino atraer demanda industrial a nuestro país, que genere valor añadido bruto y empleo de calidad y el desarrollo e impulso de la cadena de valor que dinamice la economía española.
El futuro de la industria y de la economía pasa por la electrificación y unas redes fuertes e inteligentes
Una apuesta por la electrificación de nuestra economía supone, no solo un ahorro en la factura sino también una mejora de su competitividad, que acabará repercutiendo también favorablemente en el consumidor final y en la economía en su conjunto.
Si el objetivo último de un regulador es mejorar el bienestar de los consumidores, la electrificación de los hogares y la industria debería ser una de sus principales palancas para conseguirlo. La electrificación repercute en menores costes, más competitividad de la industria y atracción de nuevos negocios, lo que a su vez tiene un claro impacto en la economía en términos de valor añadido y empleo, no solo en el sector eléctrico, sino en todos los sectores.
Llegados a este punto, la pregunta que cabe hacerse es :
¿Estamos preparados para incorporar a nuestra red todas las renovables que se prevén y el aumento de la demanda que esperamos? Y la respuesta debería ser, no lo suficiente.
La descarbonización de la economía está impulsando la transformación de nuestro sistema energético y ampliando el papel de la electricidad y esta transición debe estar respaldada por más redes, más fuertes e inteligentes.
Tal y como ha indicado recientemente la Agencia Internacional de la Energía (AIE), las redes son la columna vertebral de nuestros sistemas eléctricos, pero reciben muy poca atención y corren el riesgo de convertirse en el cuello de botella de la transición energética. Conectar la importante capacidad de proyectos fotovoltaicos y eólicos que requieren conexión a la red requeriría una importante expansión de la red de transporte y distribución en el corto plazo. Por ejemplo, en España, la construcción de todos los proyectos solares y eólicos a los que se les ha concedido autorización de red hoy casi triplicaría la capacidad instalada actual.
En resumen, está en la mano del regulador hacer una transición energética profunda y realista, que aborde los cuellos de botella que la frenen y que permita la creación de riqueza y empleo en nuestro país, a la vez que se reducen las emisiones de GEI y la importación de combustibles fósiles.
En próximas entradas abordaremos el problema de las redes y las necesidades que tiene nuestro sistema eléctrico.
Este análisis lo ha realizado Unai Alaña Díaz de Guereñu, experto del sector eléctrico, con 28 años trabajando en el ámbito de la regulación energética íntegramente en el sector eléctrico.
ANÁLISIS PREVIOS en “Energy Analysis”:
Muchos sois nuevos lectores por lo que os dejo alguno de los análisis llevados a cabo desde el canal.
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35.178.808, ese es el número exacto de vehículos en circulación que había el día 1 de Enero de 2022, después de consultar los datos de la Dirección General de Tráfico (DGT) sobre el parque móvil espa…
Muchas gracias por el POST, y totalmente de actualidad. Parece que ahora en europa por fín se toman en serio el tema de las redes, y se la está priorizando. Muy recomendable el POST